lunes, 1 de noviembre de 2010

Mario Vargas Llosa. Compilaciones NTC ... ( XII ), Noviembre 1, 2010.

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Compilaciones NTC ... MVLL (Nobel, 2010)
"Espacio de difusión, reflexión y opinión sobre la vida y obras de MVLL que dan para recorrer múltiples aspectos de los últimos 50 años de la vida cultural de América Latina y el mundo."
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Portal-blog complementario a NTC ... Nos Topamos Con ...
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ARCHIVOS de estas compilaciones:
Ver enlaces al final de:
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El Espectador, 20/21 Ene 2011
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*** "Una lectura del sueño del celta" Por José María Baldoví. Vargas Llosa en los infiernos de caucho. Reseña. GACETA, El País. Nov. 28, 2010. Pags. 8 a 10. http://www.elpais.com.co/elpais/edicion_impresa/5d5e486fb578028e6c236a3bd576e99e/gaceta-Noviembre-28-de-2010.php .
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El "terror feliz" de un premio Nobel
Mario Vargas Llosa presenta en sociedad su nueva novela, 'El sueño del celta'
JAVIER RODRÍGUEZ MARCOS - El Páis, Madrid - 04/11/2010
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Presentación de su nueva novela. Vargas Llosa: después del Nobel. . Luis Alemany Madrid El Mundo . Actualizado miércoles 03/11/2010 22:07 horas. . http://www.elmundo.es/elmundo/2010/11/03/cultura/1288788307.html .
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Charla con el Nobel, Mario Vargas Llosa, en Nueva York
Por: Carlo Trivelli El Comercio (Perú) 2:34 a.m. EL TIEMPO Colombia, 02 de Noviembre del 2010
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Breve discurso sobre la cultura
por Mario Vargas Llosa (<-- click, enlaces a otros textos de y sobre MVLL publicados en Letras Libres) Opuesto a la banalización, la pérdida de jerarquías, la palabrería teórica y el artificio innecesario, Vargas Llosa defiende en este ensayo el valor de la educación humanista y la capacidad que la literatura y la alta cultura tienen para transformar la vida humana en una aventura profunda y apasionante. LETRAS LIBRES , Lima, abril de 2010. Julio 10, 2010
http://www.letraslibres.com/index.php?art=14755
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Uno de los primeros lectores de la nueva novela de Vargas Llosa devela sus claves.
Entre el Congo, el Amazonas e Irlanda transcurre la singladura de Roger Casement, el cónsul británico, que al final de una lucha estéril contra la barbarie, espera entre los gruesos muros de Pentonville prison, el cumplimiento de su destino. La novela, felizmente extensa (muy lejos del tono de 'Travesuras de la niña mala', pero con algo de 'La guerra del fin del mundo' e 'Historia de Mayta'), tiene su punto de anclaje en la cárcel inglesa, en donde el sedicente traidor a la patria Casement, espera el indulto.

De confirmarse su sentencia de muerte, podrá escoger, como última voluntad, entre una buena comida o bañarse. Esto se narra en los capítulos impares. Los pares son la analepsis que nos permite remontarnos al periplo del protagonista por los tres sitios del mundo, tan distantes entre sí, en donde el colonialismo pone sus huevos podridos.

Casement nunca logra entender la paradoja: se supone que el colono lleva la civilización y el progreso al mundo salvaje, y, sin embargo, la colonización es la pesadilla infernal para esos lugares. El leviatán llega a los confines de la Tierra, como una siniestra criatura que asume diversas siniestras formas: el rey belga Leopoldo II, la Compañía Arana, la Peruvian Amazon Company o la Sanford Exploring Expedition.

Pasados los años (equivalentes a media vida del cónsul) las huellas "del progreso" a un lado y otro del mundo, entre finales del siglo XIX y el primer tercio del XX, son bien visibles. Poblaciones enteras en vía de extinción; millares de nativos sobrevivientes de la fiebre del caucho, cada uno con una o varias mutilaciones: sin órganos genitales, sin orejas, sin nariz, sin lengua, sin manos, o sin pies; todos con la marca indeleble del progreso: hondas cicatrices en espalda y nalgas, producidas por la peor plaga llevada por la civilización, el látigo o el chicote, tenebrosa herramienta hecha de piel de hipopótamo: "son víctimas de una plaga que se llama chicote, señor cónsul. Una fiera más sanguinaria que el león y la cobra."

El prurito del flamante premio Nobel 2010, es contar una realidad dolorosa, por medio de un discurso de intensa literaturidad; de múltiples diálogos con la literatura misma, porque en el palimpsesto que es esta novela, encontramos huellas de 'La Vorágine', de los cronistas de indias; de libros de viajes de los siglos XIX y XX, y, sobre todo, de 'El corazón de las tinieblas', cuyo autor comparece en el viaje de Casement. Tras su recorrido por varios países, y por miles de páginas de documentos, mapas y bitácoras, y, tras aventurarse con su personaje por el Caldero del Diablo, Livingstone Falls, Boma, Matadi, Iquitos o La Chorrera, Vargas Llosa ha logrado fraguar una pesadilla épica.

El sueño del celta. Mario Vargas Llosa. Editorial Alfaguara. 446 páginas. $49.000 .
Con un tiraje inicial de 500 mil ejemplares en español, para España, América Latina y el mercado de habla hispana en Estados Unidos, llega el próximo 3 de noviembre, a las librerías, la esperada novela del Premio Nobel de Literatura peruano.
Jorge Iván Parra* Especial para EL TIEMPO .*Crítico literario y profesor de literatura.
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El chileno recuerda cómo conoció a su colega y amigo Mario Vargas Llosa y se refiere al premio que le otorgó la Academia.

Para el chileno de 'persona no grata', el premio a su amigo y colega del 'Boom' es también para la literatura como forma política superior.

Robo tiempo a la diplomacia y a sus diversas y desconocidas servidumbres y escribo algunas líneas sobre el Premio Nobel de Mario Vargas Llosa. Como lo he dicho algunas veces, conocí a Mario en París en unos programas en español de la radio francesa, a mediados de 1962. Ni siquiera sabía que era escritor, pero sus reflexiones sobre la literatura, exaltadas, provocativas, siempre divertidas, me sorprendieron desde el primer minuto. Me acuerdo de sus argumentos, pero también de sus gestos rotundos, sus miradas, su tono de voz persuasivo, tajante. No tenía el menor respeto por las teorías literarias de uso habitual en esos años del Nouveau roman y de los análisis estructurales. Se instalaba en la oposición, y después encontré una frase en la que Balzac afirmaba que pertenecía a la oposición que se llama la vida.
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Ahora, de vuelta en París, no demasiado lejos del departamento destartalado donde escribía 'La casa verde' en una máquina de escribir vieja, junto a resmas de papel en blanco y debajo de un mapa de los lugares del relato, siento la emoción de todo el asunto: una vuelta en círculo, un reencuentro con el pasado, un acto de renovada adhesión a la aventura literaria. Me sorprendían en el Vargas Llosa de entonces, todavía me sorprenden, sus nociones literarias enteramente personales, autónomas, ajenas a los lugares comunes de la crítica o de la moda. Predominaba en esos años la novela sin acción, de pura atmósfera, de lenguaje moroso, intransitivo. Mario, indiferente, dotado de una seguridad intelectual singular, caballero andante de la literatura, intentaba hacer exactamente lo contrario. Sus héroes, para no hablar de modelos, eran Gustave Flaubert y Joan Martorell, el autor de 'Tirante el blanco'. A Mario le interesaba apasionadamente la acción, el héroe mítico, la creación de mundos ficticios enfrentados, contrapuestos al mundo real.
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Compruebo en este momento que sus fobias y sus rechazos eran similares a los de su maestro Flaubert, autor de un diccionario de tonterías y uno de lugares comunes o, en su versión francesa, "ideas recibidas". Otra de sus pasiones era el Alejandro Dumas de 'Los tres mosqueteros'. Otra, las películas norteamericanas del Oeste, 'Álamo', sobre todo, y 'A la hora señalada'. Toda señora enterada hablaba en esos días de Ingmar Bergman o de Federico Fellini, pero el joven Vargas Llosa se encogía de hombros y probablemente ocultaba su gusto por la contradicción.

Carlos Barral le dijo una vez, en presencia mía, que la literatura era puro lenguaje. Mario no necesitó más de un segundo para contestarle que estaba en entero y total desacuerdo. La opinión de Carlos, acostumbrado a hablar en forma exploratoria, contradictoria, conjetural, representaba la de los círculos editoriales más refinados, la de los que daban el famoso y exclusivo Prix Formentor. La de Vargas Llosa era el exacto reverso y sonaba a contracorriente. Pues bien, ha escrito y pensado a contracorriente durante ya medio siglo y ha ganado su apuesta. 'De aquí a Penco', para decirlo a la chilena.

Agrego algo más: su intensa, exhaustiva, militante admiración por Flaubert, que lo condujo a escribir 'La orgía perpetua', era al mismo tiempo un manifiesto personal, un rechazo de la mediocridad, un odio a la mezquindad pequeño burguesa. Me llega la noticia del premio cuando leo, en mis escasos ratos libres, la correspondencia del Flaubert de los años cincuenta, la escrita desde las orillas del Nilo, ese río "vagabundo", según su amigo Louis Bouilhet. Era, en buenas cuentas, y lo fue hasta el final de su vida, un independiente, un espíritu libre, un insobornable, y Mario asimiló esa lección flaubertiana en profundidad. Por eso desconcierta a las personas que tratan de ponerle una etiqueta literaria o una clasificación política fácil.

Su Premio Nobel podría interpretarse como el triunfo de la literatura sobre la política, pero también como afirmación de la literatura en calidad de forma política superior. En medio del hormigueo, de la multiplicación general de la mediocridad, es un estímulo formidable. Una oposición necesaria.
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Carlos Granés, sicólogo, antropólogo y escritor bogotano y amigo de Vargas Llosa desde 2003.
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Estudié sicología en Bogotá y luego fui a España a hacer mi doctorado. Un día con unos amigos conocimos por casualidad a Morgana, la hija de Vargas Llosa e hicimos una buena amistad. Yo hacía mi tesis doctoral y mi actual esposa, Fiorella Samttistini, periodista y fotógrafa italiana, me sugirió incluir un testimonio del escritor sobre el proceso creativo de los artistas. Terminé almorzando con él y entrevistándolo. La charla fue tan productiva que decidí abordar arte y literatura comparando los procesos de un videoartista colombiano y de Vargas Llosa".

Granés pensó que el contacto con el escritor terminaría ahí, pero la conversación le había dejado al hoy Nobel el deseo de conocer la tesis del colombiano. "Cometí la osadía de entregarle lo que había escrito y para sorpresa mía le gustó tanto que me invitó a almorzar y empezó a contar conmigo para asuntos de su trabajo". Lejos estaba de imaginarse que a partir de ese momento iniciarían una amistad y que su tesis se convertiría además en su primer libro 'La revancha de la imaginación'.

"Lo primero que me encargó fue una biografía suya para el Diccionario Biográfico Español que le habían pedido por tener nacionalidad española. Luego de Lima lo llamaron para adaptar obras literarias a una serie radial y fui como su asistente de investigación". Así el Nobel lo siguió buscando para otros proyectos, como editar y prologar su libro 'Sables y Utopías'. "Le gustó la idea de recopilar entre sus 40 ensayos unos sobre América Latina. Me pidió escogerlos, darle forma lógica al libro y escribir el prólogo. El texto se presentó con gran éxito en Madrid".

Por la época en que conoció a Vargas Llosa, obtuvo una beca para Berkeley y se fue un año a E.U. Estando allá, el escritor peruano contrató a su esposa para sistematizar su obra y su biblioteca, por lo que Fiorella terminó convertida en fotógrafa oficial, asistente personal y colaboradora de confianza del escritor y de su esposa quienes residen en Lima, París y Madrid. "Nunca pasan más de 3 meses en un solo lugar -dice Granés-, pasan temporadas en Londres y E.U."

La escritora Cristina Maya, tía de Carlos, dice: "es uno de los pocos a los que Vargas Llosa destaca como estudioso de cuestiones latinoamericanas y gran conocedor de su obra a pesar de su juventud. Él y su esposa han hecho una cálida amistad con la familia del escritor". La literatura se lleva en las venas: "Mi abuelo era el poeta Rafael Maya -dice Granés-. Murió cuando yo era niño. Recuerdo subir y verlo sentado en una silla azul. Me llamaba mucho la atención verlo pensar. Lo veía como algo inmenso. Hoy lo veo mucho más humano".

Sobre el Nobel comenta: "La noticia lo tomó dando clase en Princeton. Tenía lo del Nobel alejado de su mente. Aborrecía que en vísperas de la entrega lo llamaran amigos y editores a decirle que este año sí se haría justicia. Llevaba 20 años como firme candidato y esta vez aparecía incluso por debajo del puesto que solían darle las apuestas de las casas londinenses. Por eso el comentario generalizado fue 'por fin, 'ya era justo'. Tan pronto supe, fui a su casa en Madrid y vi el vendaval de llamadas en todos los idiomas. Los correos electrónicos se llenaron. Nadie daba abasto en esa casa para responder a la emoción de tanta gente. Mario estaba en Nueva York, por lo que no he podido verlo. Mis colaboraciones con él han sido puntuales debido a la cantidad de trabajo que suele acumulársele. Sólo soy alguien familiarizado con su obra y su pensamiento que está a la mano y feliz de colaborar con él".

La sencillez con la que Granés cuenta su amistad con Vargas Llosa permite preguntarle cómo es el Nobel íntimo y familiar: "Es muy cercano, gran amigo, nada pomposo ni megalómano, lo que es raro en el mundo literario donde prevalecen egos inflados e injustificados. Le encanta la comida tradicional, ir a cine, invitar a cenar. Siempre bromea diciendo que no soporta el comunismo en la mesa por aquello de las 'tapas' que todos comen de un solo plato. Prefiere que cada quien tenga el suyo y ya. Muchos lo ven serio y solemne cuando en realidad es amable y de risa fácil. Le encanta el humor. Desde que lo conocí vi su sencillez, la forma como me escuchó y leyó mi tesis no tenía por qué hacerlo, ni menos invitarme a su casa o a almorzar. Es de pocos amigos. Tantos compromisos, viajes y trabajo hacen que los vea poco. Edwards, Fuentes, Botero, son muy cercanos a él. Así lo fueron Paz y Cortázar. Se ha especulado mucho sobre su ruptura con García Márquez pero no fue por cuestiones ideológicas sino por algo personal. Valora mucho a Colombia, el español que se habla ahí, siente que tiene mucha gente preparada y capaz, y más solidez institucional que Perú. Alguna vez comparó ciertas "estupideces que se discuten en Lima con las bibliotecas que se hacen en Bogotá". Me preguntó por qué no es más leído en Colombia. Como que no salimos de 'La ciudad y los perros".

"Muy agradecido"
Sobre Granés, dice Vargas Llosa: "Carlos Granés presentó una magnífica tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid que mereció un cum laude y fue publicada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. En ella analizaba de manera muy original y penetrante mi obra literaria y, por eso, cuando Alfaguara me propuso reunir mis ensayos y artículos sobre América Latina pensé que Carlos podía hacer esa tarea mejor que yo mismo. Le proporcioné todo el material y tuvo la libertad más completa para seleccionar y organizar los textos. Su trabajo ha ido mucho más allá de la mera compilación. Ha seleccionado y escogido los textos de tal modo que el libro tiene la coherencia y continuidad de un ensayo orgánico. Le estoy enormemente agradecido por su empeño y por el espléndido ensayo que lo precede".
Por Sophia Rodríguez Pouget.
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El horror del caucho (Especial Lecturas). Fragmento de “El sueño del celta” de MVLL
El 3 de noviembre se lanza mundialmente la nueva novela de Vargas Llosa, “el sueño del celta”, donde figura Colombia en la exploración sobre las caucherías que hizo hace un siglo su protagonista, sobre lo cual las universidades nacional y Los Andes realizarán aproximadamente un simposio. (Literatura)
EL TIEMPO LECTURAS Noviembre 2010. Fecha: Oct 31, 2010
Fuente: El Tiempo / Pág.: 6 (esp.) /
http://www.prensanet.com/upb_inf/?page=news&id=1741055
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