viernes, 7 de enero de 2011

Ese silencio. Roberto Burgos Cantor. Noviembre 2010. Seix Barral. Planeta

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ENERO 8, 2011.
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Ese silencio
Roberto Burgos Cantor
Noviembre 2010. Seix Barral. Planeta
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EL AUTOR
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Fuente de la Fotografía de María Isabel Casas de NTC ...: http://ntc-narrativa.blogspot.com/2010_10_05_archive.html

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CONTRAPORTADA
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Desde El patio de los vientos perdidos, novela de la cual escribió Rodolfo Modern que descubre lo principal: la existencia del artista, hasta la celebrada La ceiba de la me­moria, y ahora en Ese silencio, Burgos Cantor ha ahondado en su propuesta del lenguaje como aventura narrativa y la ambición de totalidad, lejana a los grandes relatos, como tejido ante la fragmentación de la realidad.

Ese silencio propone un paisaje moral y geográfico en el que se anudan regiones agrestes y sentimientos hondos que transgreden límites y normas, y en el que se vive el amor como una desmesura de la libertad. Su tensión surge así no de lo que sucede, sino de lo que se espera.

La mujer de esta novela, María de los Ángeles, horada su memoria y preserva la perplejidad del presente, su po­sibilidad de aventura inconclusa en una narración sonora, sensorial y fértil en sentidos, que da cuenta de una sociedad singular, mezcla de gentileza y violencia.
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SOLAPAS
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ROBERTO BURGOS CANTOR
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Nació en Cartagena de Indias en 1948.
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Su primer cuento, "La lechuza dijo el réquiem", apareció en la revista Letras Nacionales en 1965. Fiel a la tradición colombiana, fue publicando cuentos en periódicos y revistas hasta 1981, año en que salió Lo Amador (cuentos), libro que tiene tres ediciones y cuyo misterio consiste en que se sigue leyendo y comentando.

Desde entonces ha construido un universo propio, en el cual sobresalen lo experimental como renovación del relato y una conciencia del lenguaje que logra volverlo personaje y construir emblemas con la palabra. Todo ello en medio de la tensión entre una naturaleza sensual, luminosa y rebosante de vida, y un mundo desesperanzador donde impera la radicalidad de las verdades últimas.
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Su obra está formada por cinco libros de cuentos: Lo Amador, De gozos y desvelos, Quiero es cantar, Juegos de niños, Con las mujeres no te metas o macho abrazame otra vez y Una siempre es la misma; un libro de testimonio: Señas particulares, y cuatro novelas: El patio de los vientos perdidos, El vuelo de la paloma, Pavana del ángel y La ceiba de la memoria, que resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos y ganadora del Premio de Narrativa Casa de las Américas 2009.
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PÁGINA 9. PUERTO ESCONDIDO (Inicio)
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PUERTO ESCONDIDO, todo el capítulo - páginas 9 a 24 - en: http://www.scribd.com/doc/44597223/Ese-Silencio
MATRIZ:
http://www.scribd.com/ecolombiana , Editorial Planeta... en SCRIBD
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Roberto Burgos Cantor narra los vericuetos que tiene el amor
Por: Redacción eltiempo.com 4:44 p.m. 29 de Noviembre del 2010
En su nuevo libro, Roberto Burgos convierte en literatura lo que podría parecer escandaloso.
El escritor costeño presentará el 24 de noviembre su nueva novela, 'Ese silencio'.
La última obra del cartagenero no es la excepción a su regla: primero la estética y después lo demás
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http://www.eltiempo.com/entretenimiento/libros/IMAGEN/IMAGEN-8476360-2.png

Con 'Ese silencio', Roberto confirma que no es lícita la distinción entre poesía y prosa, pues cuenta su historia al amparo de lo poético; bástenos esa primera imagen de María de los Ángeles oteando el horizonte desde un muro de piedra, para comprobarlo: "... mira el mar o la lejanía que para ella son lo mismo. Siente que nunca se embarcará en las lanchas que van, vienen y alguna vez no vuelven. Esto le pone a brincar el corazón. Sapo enjaulado, infla y encoge la piel gruesa del lomo y se brota de puntos lechosos".

Una vez que el hombre a quien espera manda por ella, ingresará a su extenso catálogo de conquistas ("Decían que tenía setenta y tres hijos de vientres distintos y en ningún momento los dejó en el desamparo").

El Seductor es un médico ya viejo, que, como don Giovanni, no hace distingos de pieles ni edades a la hora de sembrar semilla en cada vientre, y la colegiala se le entrega sin remilgos.

Encarnación, la criada de aquel, apenas atinó a decir, cuando la recibió, "pero si es una creatura", y le preparó la comida como si nada. Y, también como si nada, Escolástica, la madre de María de los Ángeles, viaja para asistirla en su maternidad casi infantil y a reconocer a su nieto.

Todo lo que a ojos de un lector desprevenido podría parecer escandaloso, sucede en la novela de Burgos como si nada, porque su lenguaje poético y su escritura cargada de ritmo y sonoridad, todo lo atempera, lo vuelve literatura.

Así como en su anterior entrega, Roberto Burgos examina la soledad y el desamor en algunas mujeres que sobreviven como pueden en Bogotá, en esta novela muestra los vericuetos del amor a través de un 'lolitero' que, cuando reconoce a su nuevo hijo, le regala unos botines que le quedan grandes.

Puerto escondido -San Luis- Cartagena, es la ruta de la nueva aventura literaria de Burgos, pespunteada de costumbrismos, bailes y canciones, café en agua de toronjil; brisa y calor, y "ese silencio" de quien otea a la orilla de mar.

Amor por las letras

Roberto Burgos (Cartagena, 1948) es dueño de un universo muy particular en la literatura colombiana. Su novela 'La ceiba de la memoria' fue finalista del Rómulo Gallegos 2009.

¿Dónde y cuándo?

Burgos presenta su libro mañana, en el Gimnasio Moderno, a las 7 p.m. Carrera 9 No. 74-99. Entrada gratuita.

'Ese silencio', de Editorial Planeta tiene 161 páginas y cuesta 36 mil pesos. Jorge Iván Parra, profesor y crítico literario. Especial para EL TIEMPO
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El silencioso poder femenino
Por: Sara Araújo Castro
En ‘Ese silencio’, su más reciente obra, el escritor cartagenero Roberto Burgos escudriña aspectos del amor y del mundo de las mujeres.

Cultura 16 Dic 2010 - 10:47 pm http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso-240922-el-silencioso-poder-femenino
http://static2.elespectador.com/files/images/201012/4622a63e524711a92e2af26040606d69.jpg
Foto: Gabriel AponteRoberto Burgos Cantor en su apartamento en Bogotá.
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Un hombre y una mujer se cruzan, alguna vez se amaron, fueron uno, ahora ha pasado tanto tiempo y tanto olvido que se ven y tal vez no se reconocen siquiera, tal vez sí, pero no hay encuentro, no hay nada. Si los cuentos o los poemas nacen de una palabra, de una idea, las novelas buscan el antes y el después de una imagen, esa es la imagen que acechó a Roberto Burgos Cantor para que pariera a María de los Ángeles y al médico, los protagonistas de Ese silencio (Seix Barral), su más reciente novela. Sin embargo, habría que preguntarse cuál de todos los silencios que se encuentran a lo largo de la novela es ese, al que él hace referencia en el título.

Escapando de la esclavitud y de los dolores de los migrantes africanos arrancados de raíz para ser malsembrados en nuestro continente, Burgos se metió en los vericuetos del amor, buscando un escampadero para los temores posteriores a una gran obra como es La ceiba de la memoria, finalista del Premio Rómulo Gallegos. Pero sin darse cuenta, esta historia venía agarrada de la pita de la tradición africana, de sus cantos, del mar y de otros dolores, los dolores del amor.

Burgos confiesa que siempre lo ha capturado el amor, que es su gran tema, y en esta historia llena del salitre que viene del mar Caribe, se expresa en muchas formas. Casi se podría decir que las recoge todas: la efervescencia del enamoramiento, encarnado en el primer encuentro de María de los Ángeles y el médico que terminará convertido en el desencanto de la convivencia. Y luego están Ascanio y su mujer, que personifican el poder de la costumbre y el respeto de la naturaleza del otro. En otro silencio, el de su casa en Bogotá, Burgos habló de Ese silencio.

¿Cómo se escribe una nueva novela después de un esfuerzo tan importante como el de ‘La ceiba de la memoria’?

Laura Restrepo me dijo alguna vez que tras publicar algo lo mejor es seguir escribiendo. Si paras, se crean vacíos, dificultades para el nuevo arranque. Pero quería alejarme de la estructura, del lenguaje, del sufrimiento de la esclavitud. Esa idea de lo amoroso es menos duro que el mundo de la esclavitud. Indagando en lo amoroso encuentras elementos como la ternura, ese poder que tiene el amor para mantener a la gente fuerte ante la adversidad.

En esta obra se separa muy bien el mundo femenino del masculino. Y el primero es muy rico. ¿Cómo logra entrar ahí?

Hay una tremenda curiosidad porque lo que siento, aunque ese sentir uno nunca alcanza a razonarlo del todo ni a volverlo pensamiento, es que en el mundo de lo femenino hay más enigmas y misterios, más cosas por mostrar que en el mundo masculino. Alcanzo a ver que las mujeres manejan el mundo sin tanto estropicio. Diría que en las mujeres está el poder, y es tan puro que no se nota. Lo masculino es ruidoso, tumbamos floreros, gritamos.

¿Ese mundo femenino es una constante en su obra?

En el caso del Caribe, esa figura de la mujer madre es esencial, porque todo se mantiene mientras está viva. Ellas permiten que el mundo se haga. Y claro, me interesa acercarme con respeto. No sé si lo he logrado, pero me interesa mucho. Puedo darme cuenta de la predominancia en lo femenino de mi obra, como si la vida me mostrara que no es un capricho.

Los mundos femeninos han tenido menos presencia en el arte, porque hay algo en la mujer que no reclama ese espacio, que no revela necesidad de protagonismo. Está ahí sin gritería, sin torpeza.

Escolástica, por ser cantaora, es una mujer con licencia para vivir como hombre, es muy interesante ella...

En esos cantos había de todas maneras una relación con la vida productiva, con el campo, la cosecha, con la quema. Es sólo recientemente que esa música de patios comenzó a ser conocida. Son las mujeres de las que se nutre Totó, la Momposina. Eso no era espectáculo, era parte de la vida y así se vivía.

¿En qué momento se desarrolla la historia? Ese Carnaval que hay en Cartagena ya no existe...

Tal vez al principio de la segunda mitad del siglo XX. Eso que los cartageneros llamamos las fiestas de noviembre tenían una importante presencia popular, el calendario escolar terminaba para dar paso a estas fiestas. Había orquestas por todas partes, la gente salía disfrazado y el personaje característico era el capuchón. Los capuchones de esos años en la parte de atrás tenían una calavera, hacían referencia directa a personajes de la Inquisición. Pero esta tradición se empezó a perder cuando tomó fuerza el aspecto comercial del reinado, ya no se hace así.
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El silencio de Burgos
Por: Fernando Quiroz
El Tiempo, 06 de Diciembre del 2010

El silencio de la hermosa novela de Burgos Cantor es una suma de silencios.

Hace poco más de 15 años, cuando frecuentaba el Festival de Cine de Cartagena, llegó una película de la directora argentina María Luisa Bemberg que me conmovió profundamente y que fue la más comentada y la más admirada de ese año. Su nombre era de por sí perturbador: De eso no se habla. Hacía referencia a esas familias que prefieren evadir ciertos temas espinosos que coger el toro por los cuernos

El silencio alimentaba aquel drama. O tal vez lo protagonizaba. Bemberg, una de las más brillantes cineastas que ha dado el continente, sabía encontrar en el silencio una fuerza que superaba la del diálogo. Lo demostró también en Yo, la peor de todas, esa mirada extraordinaria a la vida de Sor Juana Inés de la Cruz.

Creo que fue María Luisa Bemberg, precisamente, quien despertó en mí un enorme interés por la manera como el arte aborda el silencio. En Kurosawa encontré a un maestro en la materia. Más recientemente, Sofía Coppola mereció mis más sentidos aplausos en Lost in translation, exhibida en Colombia con el título de Perdidos en Tokio.

Pienso en el arte de hablar del silencio a propósito de un libro fascinante que acaba de llegar a mis manos, y del cual di buena cuenta en pocas sesiones. Se trata de la más reciente novela de Roberto Burgos Cantor, en donde la palabra -y también la ausencia de esta- recibe tratamiento poético desde la portada, desde su título inspirador: Ese silencio.

Y el silencio al que se refiere en esta obra el autor cartagenero no es el silencio cínico ni canalla de los que se acostumbraron a transgredir la ley, no es el silencio cómplice de los que saben que una palabra dicha a tiempo habría evitado una o mil tragedias, no es el silencio cobarde de los que debieron hablar sin medir el riesgo, no es el silencio de los ignorantes ni tampoco el silencio de los inocentes a la manera de Jonathan Demme en la película protagonizada por Anthony Hopkins y Jodie Foster.

El silencio de la hermosa novela de Burgos Cantor es una suma de silencios: el silencio de los que aceptan los vaivenes de su destino y poco a poco convierten en fortaleza su aparente fragilidad; el silencio de aquellos a los que les cuesta tiempo y trabajo traducir en palabras lo que experimenta su corazón, y el silencio de la contemplación frente al inmenso Caribe que sirve de escenario a la historia que se cuenta. Una historia que confirma a este narrador cartagenero como una de las plumas más bellas de la literatura colombiana.

FERNDANDO QUIROZ, fquiroz64@gmail.com
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Ojo a las hojas
El silencio de la muerte
Por: Juan David Correa Ulloa
EL ESPECTADOR Opinión 9 Dic 2010 - 10:14 pm
http://www.elespectador.com/columna-239605-el-silencio-de-muerte
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Son cinco personajes y cinco voces las que comprenden este relato o novela corta de Roberto Burgos Cantor llamada Ese silencio.

El tiempo de cada uno es un tiempo mítico, atravesado por los recuerdos y las desventuras, por el amor y las pasiones, de un pueblo litoral de nombre Puerto Escondido. La nínfula, María de los Ángeles; su padre y madre, Ascanio y Escolástica; su hombre, el Médico, y Encarnación, la sirvienta. Esas cinco voces componen este relato polifónico que muchos catalogan de poético –solo por estar bellamente escrito- pero que a mi me parece es una calificación carente de interés. Ese silencio es un relato ambicioso en la mejor tradición de escritores como William Faulkner.

Se trata, insisto, no sólo de un cúmulo de imágenes depuradas y de frases elocuentes con un fondo terriblemente desolador y dolorido. No creo que Ese silencio sea una historia de amor, sino todo lo contrario. Es un cuento de desamor, de desarraigo, inscrito en una geografía afligida y asolada por una violencia sempiterna que, como el mar, ha comenzado a devorarse la esperanza.

María de los Ángeles, apenas una niña de doce años, es arrancada de la casa paterna por las promesas de amor del Médico, un hombre mucho mayor; un errabundo, enamoradizo, gentil, y silencioso personaje. Ella termina teniendo un hijo para darse cuenta de que él, sin haberle prometido nunca nada, será el mismo hombre cansado que llega a visitarla de vez en cuando, como lo hace con las decenas de queridas regadas por las sabanas y las costas de ese caribe. Y como no hay promesas, ella se cansará de las omisiones y de la repetición de una vida llana. Por su parte, Ascanio y Escolástica, sus padres, reviven la historia del destierro de muchos que por la violencia han tenido que partir de esos pueblos iguales, en otro tiempo apacibles, donde alguna vez existió la calma. María regresará y los tres partirán hacia la ciudad, como los millones de habitantes de un país que han tenido que dejarlo todo atrás.

Esas voces, pienso, son tristes, como nacidas de la tierra misma. Parecen, gracias a un ritmo y a una estructura impecables, los cantos fúnebres de esas cantaoras resignadas a decir y hablar del dolor, un dolor, se me ocurre, de un caribe que a los habitantes de las tierras frías se nos antoja exótico y grandilocuente. Y no lo es. Se cuela en las páginas de Ese silencio una sensación de desamparo que sigue vibrando cuando se cierra el libro. De olvido, en todo caso.
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Presentación de la novela Ese silencio del autor Roberto Burgos Cantor

WEB de PLANETA, http://www.editorialplaneta.com.co/destacado

Después de La Ceiba de la memoria y del libro de cuentos Una siempre es la misma, el escritor Roberto Burgos Cantor regresa con una novela breve. En ésta, como en otras obras del autor, las voces femeninas despliegan su posibilidad transformadora del horror en belleza y libertad.


Presentación: miércoles 1 de diciembre a las 7:00 p.m. en la Biblioteca de los Fundadores del Gimnasio Moderno (Carrera 9 No. 74-99). Acompañarán al autor Totó la Momposina y los profesores Jorge Iván Parra y Patricia Trujillo.


Desde El patio de los vientos perdidos, novela de la cual escribió Rodolfo Modern que descubre lo principal: la existencia del artista, hasta la celebrada La ceiba de la memoria, y ahora en Ese silencio, Burgos Cantor ha ahondado en su propuesta del lenguaje como aventura narrativa y la ambición de totalidad, lejana a los grandes relatos, como tejido ante la fragmentación de la realidad.

Ese silencio propone un paisaje moral y geográfico en el que se anudan regiones agrestes y sentimientos hondos que transgreden límites y normas, y en el que se vive el amor como una desmesura de la libertad. Su tensión surge así no de lo que sucede, sino de lo que se espera.

La mujer de esta novela, María de los Ángeles, horada su memoria y preserva la perplejidad del presente, su posibilidad de aventura inconclusa en una narración sonora, sensorial y fértil en sentidos, que da cuenta de una sociedad singular, mezcla de gentileza y violencia.

El autor nació en Cartagena de Indias en 1948. Su primer cuento, La lechuza dijo el réquiem, apareció en la revista Letras Nacionales en 1965. Fiel a la tradición colombiana, fue publicando cuentos en periódicos y revistas hasta 1981, año en que salió Lo Amador (cuentos), libro que tiene tres ediciones y cuyo misterio consiste en que se sigue leyendo y comentando.

Desde entonces ha construido un universo propio, en el cual sobresalen lo experimental como renovación del relato y una conciencia del lenguaje que logra volverlo personaje y construir emblemas con la palabra. Todo ello en medio de la tensión entre una naturaleza sensual, luminosa y rebosante de vida, y un mundo desesperanzador donde impera la radicalidad de las verdades últimas.

Su obra está formada por cinco libros de cuentos: Lo Amador, De gozos y desvelos, Quiero es cantar, Juegos de niños, Con las mujeres no te metas o macho abrazame otra vez y Una siempre es la misma; un libro de testimonio: Señas particulares, y cuatro novelas: El patio de los vientos perdidos, El vuelo de la paloma, Pavana del ángel y La ceiba de la memoria, que resultó finalista del Premio Rómulo Gallegos y ganadora del Premio de Narrativa Casa de las Américas 2009
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NTC ... ENLACES SOBRE EL AUTOR y SU OBRA.
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*** "Una siempre es la misma". Roberto Burgos Cantor. XV FIdLP, Cali. , http://ntc-narrativa.blogspot.com/2009_10_28_archive.html (La foto - de MIC de NTC ... - que se presenta enseguida corresponde al autor en este evento)
*** Fiel a sí mismo
‘Una siempre es la misma’, Roberto Burgos Cantor, Seix Barral.
Ojo a la Hoja .
Por: Juan David Correa Ulloa, ojoalahoj@yahoo.com
Este libro redondea la labor de Roberto Burgos Cantor como cuentista.

EL ESPECTADOR.com, Opinión 12 Nov 2009 - 8:13 pm .
http://www.elespectador.com/columna171885-fiel-si-mismo .
Impreso Nov. 13, 2009. Pág. 21

En ese círculo, que comenzó hace ya treinta años con la publicación del espléndido libro Lo Amador (va siendo hora de que se lea más), Burgos ha escrito otros textos pero creo que ninguno es tan contundente como aquél primero y este último. Quizá los escritores no son muy conscientes de que su tarea, libro a libro, es una búsqueda por las preocupaciones, los personajes y el tono de sus primeros escritos. En Lo Amador, de alguna manera, está ya dibujado Una siempre es la misma.

Aquí, una serie de extraordinarios cuentos que dan cuenta de un escritor que se ha tomado el trabajo de pensar el lenguaje hasta concretarlo en estas historias que van mucho más allá de lo que mediáticamente se ha querido vender: que este es un libro sobre el oficio de las call girls, sobre esas mujeres que trabajan en hediondos cuchitriles vendiendo con su voz la inefable pasión a tantos desesperados. Es verdad que el libro se abre con “Usted dice que...” un cuento sobre una mujer atormentada que pasa sus días fingiendo voces y gemidos; pero es más verdad que ese relato, que le da título al libro, es mucho menos evidente que eso. Se trata de una honda reflexión sobre cómo esa mujer, desplazada y devorada por la violencia, en este caso por una masacre, ha terminado perdida en una ciudad grande. Y es el abrebocas de una muestra de destreza técnica sobre lo que debe ser y es un cuento. Roberto Burgos es fiel al credo de que los cuentos sugieren, dan pistas, le ponen señuelos al lector, pero jamás anuncian del todo los temas a los cuales se refieren.

Pero no es el único tema de Burgos. Está, por ejemplo, una admirable pieza llamada “Yo quería enterrarlo”. Es el viaje de un pescador con su hijo hacia la muerte. O “Entre golpes”, la reflexión de un boxeador en el ocaso de su vida vagando con una mujer por Cartagena mientras se pregunta dónde quedó la gloria. Sólo hablo de esos tres por ahora. Quien quiera asomarse a uno de los principales y más discretos y más hondos escritores de la literatura colombiana —si eso existe— debe buscar este libro. Quizá sea una buena puerta de entrada a un escritor que siempre ha sido fiel a sí mismo.
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*** ROBERTO BURGOS CANTOR en AURORAboreal :
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Actualizó : NTC … / gra. Enero 7, 2011. 10:52 PM
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