lunes, 2 de mayo de 2016

Fernando Soto Aparicio (11 de octubre, 1933, Socha (Boyacá) - 2 de Mayo, 2016, Bogota, Colombia). Murió el escrtor

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Fernando Soto Aparicio 
11 de octubre, 1933, Socha (Boyacá) - 2 de Mayo, 2016, Bogota, Colombia 
Murió el escrtor 

“Fui un camino que supo abrir muchos caminos/ la queja que hizo suyos los dolores ajenos/ 
una mano tendida para que en otras manos/ las antorchas prendieran sus palabras de fuego”.
“... quemamos la vida como un cohete de luces de bengala ...”
"... la muerte ... /... una noche para la que no existirá la madrugada”.
Bitácora del agonizante
​. F.S.A.
 

Imágenes integradas 2

Imágenes integradas 1
 ..., Fernando Cruz Kronfly, Fabio Martínez,  Eduardo Santa, Fernando Soto Aparicio, .... . 
Feria Internacional del Libro de Bogotá, Abril, 2008
Fotografía: María Isabel Casas R., de NTC ...
​.Imágenes integradas 4

Murió el escritor Fernando Soto Aparicio
El autor de 'La rebelión de las ratas' tenía 82 años y padecía de cáncer desde hace algún tiempo.
EL TIEMPO .com,  CULTURA,  2:21 p.m. | 2 de mayo de 2016
Allí: VIDEO de la noticia
Fernando Soto Aparicio, escritor colombiano, falleció en la mañana de este lunes, 2 de mayo, en Bogotá.
Soto Aparicio, nacido el 11 de octubre de 1933 en Socha (Boyacá), pasó buena parte de su infancia en Santa Rosa de Viterbo (en ese mismo departamento), a donde lo llevó a vivir su familia cuando tenía un año.
En 1950 publicó su primera novela, 'Voces en silencio'. En 1961 obtuvo el premio Selecciones Lengua Española con 'La rebelión de las ratas', uno de sus trabajos más conocidos.También fue premio Casa de las Américas.
Su último trabajo, 'Bitácora del agonizante' *, es un libro de poemas en el que habla de su enfermedad.
Escribió, además, 'Mientras llueve', 'Solamente la vida', 'El espejo sombrío', 'La sed del agua', 'Proceso a un ángel', 'Viaje al pasado', 'Después empezará la madrugada', 'Viva el ejército', 'Viaje a la claridad', 'La siembra de Camilo', 'Mundo roto', 'Cartilla para mejorar el mundo', 'Solo el silencio grita', 'Y el hombre creó a Dios', 'La agonía de una flor', 'La noche del girasol', 'La cuerda loca', 'Todos los ríos son el mismo mar', 'Puerto Silencio', 'Camino que anda', 'Los funerales de América', 'Los hijos del viento', 'Hermano hombre', 'Alfajuego', 'Las ratas reveladas', 'Guacas y guacamayas', 'Héroe antes de los doce años', 'Pedro Pascasio' y 'La última guerra de los sexos'.
Su literatura se caracterizó por contar los problemas sociales del país.
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FERNANDO SOTO APARICIO, POETA

Cali, 29 de mayo de 2016

La primera vez que supe de Fernando Soto Aparicio fue cuando aparecía en los créditos del programa “Dialogando” en la televisión en blanco y negro como su libretista. Volví a encontrarlo en la portada de la edición más tradicional de su novela “La rebelión de las ratas”, en la cual se veían entre las llamas de un infierno, una serie de manos negras levantadas. Como a casi todos en el bachillerato, me tocó leerla y me impresionó fuertemente por su duro contenido social.
Con el paso del tiempo llegó hasta mis manos “Mientras llueve”, que al igual que la anterior, sería llevada muchos años después a la televisión; la leí con avidez y a pesar de la ignorancia de mis tiempos adolescentes me di cuenta que me hallaba frente a un extraordinario escritor colombiano y quise saber más de él. Al buscar encontré “El espejo sombrío”, que se convertiría para mí en la favorita de sus novelas; recuerdo que en la edición que la leí, tenía en su portada rojiza, un rostro oscuro semi-borrado y en la contra carátula, una foto, por fin del autor, algo joven todavía, con un asombroso parecido a Javier Solís en ese momento. Supe por su biografía que había empezado a escribir casi desde niño y que a sus treinta y tres años, según se podía leer, había ganado premios en España por sus libros; leí otros: “Puerto silencio”, “proceso a un ángel” etc y no comprendía porque alguien así, no tenía un gran despliegue y prestigio. La respuesta es la misma cuando me pregunto por el silencio, el desdén y la relativa y tímida mención de los medios al conocerse su fallecimiento: Soto Aparicio fue un solitario y un rebelde con causa que nunca se matriculó en los círculos de la “elite intelectual” ligada a la gran prensa y a la academia; esa misma que pontifica y descalifica.
Soto Aparicio no es concebible sino bajo los cielos de América latina; su génesis, así se desenvuelvan él y sus libros en un espacio urbano, tiene siempre un marcado sabor rural a tierra y su alma es mestiza. Sin embargo escribió una novela en Europa y su obra ha sido valorada por la crítica española y algunos estudiosos norteamericanos. Es después de José María Vargas Vila, el escritor más prolífico de nuestra historia literaria: con más de cincuenta libros publicados entre novela, cuento, poesía y teatro.
Pero hay una faceta de Fernando Soto Aparicio que hoy quiero resaltar y es la que aparece opacada por su fama de novelista: la del poeta. Sus principales poemarios son. “Palabras a una muchacha”, “Oración personal a Jesucristo”, “Diámetro del corazón” y “Motivos para Mariángela”.
En uno de sus poemas más importantes “Dios metafísico” el hombre busca en su vacío una respuesta; desesperado pregunta desde el dolor y un dios que no se sabe si es el que él mismo ha creado o uno desconocido, guarda silencio:
“Vamos buscando a Dios,
Con una voz de angustia lo llamamos
Y Dios se esconde siempre a nuestros ojos
Detrás de su cansancio.
………………………………………………………………….
Y Dios no está, Dios huye temeroso
De todo lo que ha creado,
Vuelve y da la espalda al mundo y su destino
Y regresa a su trono solitario.
El hombre entonces torna a su miseria.
Su único patrimonio,
El sitio
De donde aún no ha sido desterrado.”

También lo erótico es un motivo para interrogarse, en este caso el placer y el amor de la vida contra la presencia avasalladora de la muerte que amenaza.
“Y si levantas los brazos, tus reflejos
Destrozan la quietud de los espejos
Que apresuran su azogue para verte.
Y si te tiendes joven y ofrecida
Pones dos brasas de profunda vida
En las pupilas huecas de la muerte” (Desnuda)

Ese ímpetu se niega a morir y por eso el poeta expresa:
“Niña que enciendes con tu voz que clama,
Toda la furia de la antigua llama
Que sigue sin morir en mi ceniza” (Niña)

Aun cuando sabe que la lucha es desigual:
“Así como comprendo
Que la muerte, sus redes va tejiendo,
Con las manos atadas de mi vida” (Redes)

Ese anhelo de eternizar el amor, se da de frente con la realidad.
“Duele hasta la locura y el espanto
Ver el tiempo que pasa en estampida” (Duele)

Fernando Soto Aparicio fue un hombre libre, un colombiano íntegro, amante de la unidad Latinoamericana; defensor a ultranza de los excluidos y los más vulnerables de la sociedad; admirador de Jesucristo como revolucionario del ser y del espíritu, enemigo de los oscurantismos y los dogmatismos políticos y religiosos que oprimen la libertad humana bajo el dominio del miedo; denunciante sin temor de las injusticias sociales; un escritor que sin soberbia, fue independiente de las capillas literarias, escritor disciplinado y austero, enamorado del oficio de las palabras y de la vida; no alcanzó la notoriedad que merecía porque su principal defecto era una virtud: Ser un hombre bueno y sencillo. 
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