domingo, 27 de noviembre de 2016

La bala perdida que busca la paz. Entrevista a León Octavio Osorno Aguirre. Por Isabel Peláez R. GACETA, El País, Cali, Domingo, Noviembre 27, 2016

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La bala perdida que busca la paz
Autor: Isabel Peláez R. | Reportera de El País
GACETA El País, Cali,  Domingo, Noviembre 27, 2016 |


El País publicó la primera ‘Balita’ de León Osorno en el año 1973.

Un día León Octavio Osorno Aguirre iba rumbo a su casa,  cuando se encontró, cerca a Santa Librada, una bala calibre 38 largo. “Pensé que me estaba  escogiendo para que contara su historia, la de una bala que se negaba a ser disparada”.  

La dibujó   pequeña, robusta, de extremidades delgadas, grandes;  redondos ojos negros y su par de pestañas largas. De sus labios asomaban solo dos dientes superiores. Colgado al cuello le hizo un medallón, símbolo de paz. Se le antojó optimista, ingeniosa, idealista, segura de sí, pero con los pies en la tierra, sin desligarse de la realidad.
Plasmada en el papel, se la presentó a Timmy Ashe,  jefe de producción de El País, amigo de parrandas que Osorno amenizaba a punta de acordeón.  Este  lo llevó con el director del diario, Rodrigo Lloreda, quien autorizó la publicación en la página dominical de los ‘monos’. ‘Balita’ apareció por primera vez en diciembre de 1973 en el suplemento de   El País. 
Al salir  Ashe del periódico,  salió ‘Balita’, que  vio la luz de nuevo  en 1978 cuando su creador  publicó  un libro  con ella de protagonista. 
Tras un silencio de 13 años, en 1988 y  por petición de Julio Riascos, exalcalde de Cali, quien dirigió las páginas editoriales de El País, ‘Balita’ volvió al diario que la vio nacer. 
Cuentan que esa bala  le salvó la vida a  Riascos, el primer alcalde de raza negra que tuvo Cali, quien por poco muere de amor. 
Por sugerencia de una amiga en común, Carmen Elisa Álvarez, Osorno le envió al exmandatario una ‘Balita’ subida en un búho, pues supo de su afición por coleccionar  figuras inspiradas en esas aves. Junto al dibujo iba el  mensaje: “Uno debe ser más importante que el amor, aunque para uno, el amor debe ser lo más importante”.  “Eso le llegó al corazón. Nos conocimos y nos hicimos amigos”, cuenta el dibujante.
 Pero a ‘Balita’ una vez se le fue ‘el tiro por la culata’, como dicen popularmente. En 1991, en plena  campaña por la Constituyente,  la polémica munición se pronunció, refiriéndose a dos candidatos a la Asamblea, Álvaro Gómez Hurtado y Misael Pastrana Borrero: “La Constituyente también es el centro de reencauches de los políticos gastados en las rutas de la inutilidad”.
En esa época no había computadores y  las páginas se armaban a mano en diferentes mesas. Por cuestiones de armada, la página 4 donde salía ‘Balita’ quedó enfrentada con la  5 en la que  había un aviso de otro  político muy importante que invitaba a votar por él  para hacer parte de la Constituyente. 
“Al salir las páginas enfrentadas cayó como si  el mensaje fuera a propósito para ese otro político. Al otro día no salió más ‘Balita’, y tampoco  los días siguientes”, cuenta Osorno.  
A él  le contaron que la periodista Beatriz López  salió en   defensa de  ‘Balita’,  para que no la sacaran del diario porque  había  colegios donde los alumnos   empezaban la jornada leyendo su  mensaje e incluso había lectores que   la coleccionaban.
La vida dura del campo
El papá de ‘Balita’ nació en 1948 en San Francisco de Anzá, occidente de Antioquia, “una aldea en la que no existían los carros”. 
Su mamá le contaba que él no quería nacer, que reventó fuente un lunes, pero solo nació hasta el viernes ‘a palo seco’. Que varias veces recibieron la visita de un cura, que rezaba y les echaba agua bendita, porque  el demonio estaba metido en ese parto y no quería que León Octavio  naciera.
Los recuerdos de su infancia  no son tan bonitos como los trazos de sus caricaturas. 
Tuvo que cargar agua, llevar leña del monte para su casa, arrear vacas, encerrar terneros, llevar almuerzo a los trabajadores y hasta tirar azadón. Más aún, en la finca Niverengo vio morir,  uno a uno, a sus nueve hermanitos  por una extraña enfermedad. 
“Solo nos criamos los dos primeros”. Eso  influyó en su carácter retraído y en que perdiera al amor  de su vida, una trabajadora social extranjera, por  su resistencia a traer hijos al mundo.
Su padre, quien era agricultor en Anzá, se trasladó a Medellín para trabajar como barbero,  en una época en la que invadieron al país “las melenas largas”. Allí, Osorno  fue víctima de  sus compañeros de escuela que se mofaban de sus   expresiones “montañeras”.  A sus  19 años su familia se lo llevó a Cali, donde buscaban un mejor futuro.
Las manos campesinas de Osorno   han sido usadas para muchos oficios, fue   ayudante de albañilería en una fábrica,  operario de una máquina de hacer frascos de plástico, trabajó en una tipografía y como mensajero de Valorización Municipal. Esas manos, que en los tiempos libres, usaba para sacarle melodías a un acordeón con su conjunto vallenato La Gente, con el que ganó el Primer Festival Calima de Plata de la Alcaldía, las usó también para dibujar a Pedrín. 
Inspirado en Condorito, tira cómica que llegó a sus manos por accidente, cuando aún no se publicaba en el país, inventó  un cómic que salió por más de dos años en el diario Occidente, y en el  que aparecía de médico, bailarín, abogado,   hablaba de Cali, jugaba en el América y bailaba en Juanchito. Con este dibujo, de trazo en trazo, fue saliendo de su situación de obrero. 
 Con esas manos prodigiosas para el dibujo se hizo atleta. El entrenador Carlos Ávila se sorprendió de que con su estatura de 1,72 metros y 72 kilos de peso, Osorno  lanzara la bala a trece metros, superando a lanzadores de cerca de dos metros de estatura. 
Ocupó el tercer lugar en un torneo nacional con 6,75 metros. Desistió porque Roberto McCormick, campeón de nacional de  salto alto, dibujante publicitario e historietista, al verlo hacerle caricaturas a sus compañeros atletas, le dijo que obtendría más fama y plata estudiando dibujo en el Sena. 
  Pero su mejor jugada ha sido ‘Balita’, que tras su salida de los diarios comenzó a salir en libros. Ya lleva cuatro. El más reciente, ‘Balita. El cultivo de la paz’ *, ganó la convocatoria Estímulos Cali 2016 de la Secretaría de Cultura de Cali. 
 El prólogo es de Henry Acosta Patiño, facilitador de los diálogos en La Habana. Allí hace uso de su libertad creativa para ‘viajar’ a Uruguay a entrevistar a Pepe Mujica.  
‘Balita’  ha sido adaptada a teatro y en el Campamento por la Paz, en Bogotá,  a   títeres. El  documental ‘Con  sus pies en la tierra’, que le hizo el alemán Ede Müller  a Osorno, será presentado el 10 de diciembre en la Loma de la Cruz. El libro se consigue llamando al 315 3010749 y  316 366 8884 o en  la  Cra 26 No 2A - 46  y en la Cra 4A No 2-08.
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12 de octubre de 2016


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